20 octubre 2017

Conmemoración del Nacimiento de 

El Báb

20 de Octubre de 1819



Siyyid ‘Alí-Muhammad, El Báb, nació, en esta casa ubicada en Shiraz, Persia.
Alí Muhammad, pertenecía a una distinguida y noble familia, descendientes de Muhammad, el Profeta del Islám. Su padre falleció siendo él aún un niño.Quedó a cargo de su tío materno, quien lo envió a la escuela a una edad temprana. El niño, prontamente demostró que estaba dotado de un conocimiento innato. Su maestro  reconoció su gran capacidad y comprendió que no tenía nada que enseñarle, él mismo ha dicho refiriéndose al niño: 
"Día tras día seguía manifestando señales tan extraordinarias de sabiduría sobrehumana que soy incapaz de describirlas". 
Ante esta realidad. el tío permitió que abandonara la escuela y que comenzara a trabajar, junto con él, como mercader en Búshihr, una ciudad al suroeste de Shiráz. 
Durante su juventud, El Báb mostró signos de un poder y grandeza que nadie podía rivalizar, nació en un momento en que Irán, experimentaba una amplia descomposición moral. Antes que declarara su misión, muchas personas devotas en Irán esperaban la llegada del Qá'im, el Prometido. En ese período turbulento, este joven comerciante anuncia al mundo que él es el portador de un mensaje, destinado a transformar la vida espiritual y social de la humanidad. Su mensaje suscitó emoción y esperanza entre todas las clases, atrayendo rápidamente a miles de seguidores. 
Tomó el nombre de «El Báb» que significa «la Puerta» en árabe. El Báb explicó que, su propia llegada constituía un portal que habría de atravesar la tan esperada Revelación de Dios para toda la humanidad. 
El tema central de Su obra más destacada –el Bayán– giraba en torno a la aparición de un segundo Mensajero de Dios, más eminente que el propio Báb y cuya Misión sería inaugurar la era de paz y justicia prometida por el islam, el judaísmo, el cristianismo y todas las demás religiones.
Por su llamado a la reforma espiritual y moral y su preocupación por el mejoramiento de la condición de la mujer y de los pobres, la prescripción del Báb era revolucionaria. Al mismo tiempo, establecía una religión propia e independiente, e inspiraba a Sus seguidores a transformar sus vidas y a realizar grandes actos de heroísmo.
El Báb anunció que la humanidad se encontraba en el umbral de una nueva era. Su misión, que iba a durar solamente seis años, tenía por objeto preparar el camino para la llegada de un Mensajero de Dios, quien inauguraría la época de paz y justicia prometida en todas las religiones del mundo: ese Mensajero de Dios era Bahá’u’lláh.


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